Para el desarrollo de la primera temática del curso -la estetización de la vida- hemos venido trabajando con algunas lecturas centrales acompañadas y apoyadas por otros textos, videos y fotografías: “Lo bello de las cosas” de Ana Calvera y los diversos enunciados sobre el diseño que encadenan el papel de la estética en la modernidad, “La época de la imagen del mundo” de Martín Heidegger y su concebir el mundo como imagen; “La ciudad postmoderna” de Giandoménico Améndola y su nueva metáfora del mundo como ciudad, y para cerrar “La sociedad del espectáculo” de Guy Debord que visualiza a la vida de las sociedades como una inmensa acumulación de espectáculos y al espectáculo transformándose en imágenes”
En el abordaje del tópico surge –entre otros nodos problemáticos- la cuestión de cómo el proyecto moderno – alojado en la lógica del paradigma epocal moderno- tiene sus incidencias en el mundo del diseño y su quehacer, en tanto esa lógica discursiva compone los fundamentos de sus saberes y conocimientos; implicando además el desafío de investigar sobre esos efectos. Para arribar a la nueva tematización del curso –lógicas proyectuales, en clave de lo discursivo- recurrimos en esta primera instancia a una genealogía de la razón tomada de E. Díaz y a puntualizaciones de algunos pensadores del diseño. Esther Díaz en su libro La posciencia nos describe los tres momentos históricos significativos de la proveniencia de la razón: un primer momento donde no había una conciliación entre una verdad de fe y una verdad de razón (que inicia el proceso de secularización); un segundo momento de razón fundamentado (esbozado por Galileo, Descartes, la ciencia newtoniana y la filosofía de Kant), y un tercer momento, con el ascenso de la burguesía y los efectos culturales de la revolución Francesa. De este modo se instaura ciertas formas de relacionamiento social en un modelo que se fundamenta en ciertas creencias: el orden racional matemático de la naturaleza, la confianza absoluta en el poder de la razón, un ideal de una ética y de un conocimiento universal y la esperanza en el progreso social a través de la ciencia. La creencia en un a priori matemático – como hipótesis inferida sobre el fenómeno antes que sucediera- para lo que puede ser calculado y medido. En ese planteo la naturaleza se pone como objeto a ser conocido por el hombre (sujeto) a través de la matemática. Así surgen verdades fuertes (universales y necesarias) y un observador neutral y externo. La fundamentación de esta nueva forma de ordenar el mundo es instrumental, necesito el cálculo para producir cosas, componiendo rápidamente lo que tengo a disposición. Aparece el proyecto como procedimiento formal, que a través de una metodología puede producir un algo. Eso se imbrica con el establecimiento de una razón instrumental, regida por el cálculo, el arreglo a fines y el procedimiento formal, que se sostuvo en la creencia del poder de la técnica.
Para comprender como se ha venido alojando el mundo del diseño ante el desarraigo de esas condiciones (modernas) que lo hicieron posible, y dar cuenta de la crisis del proyecto y de cambios en el paradigma epocal, puntualizamos algunas anotaciones de dos pensadores (que ya se trabajaron en el anterior semestre) del diseño: G. Bonsiepe y O. Aicher.
Para Bonsiepe el proyecto y la modernidad confirmaban un binomio, cuyos ámbitos encerraban constantes ontológicas: una razón proyectual como fuerza motriz y un ser que inventa-proyecta-organiza el futuro. Desde una visión global, el proyecto moderno asocia la razón proyectual con la política social. Por esto y desde esta conexión produce un territorio discursivo donde toma consistencia su discurso del diseño de la periferia. En los años 50 las mutaciones del discurso proyectual giraban alrededor de la productividad, la racionalización y la estandarización. En ese contexto – demanda de bienes, producción industrial en serie y precios accesibles como efecto de la segunda guerra mundial- se produce un disloque en el territorio del diseño pues el mismo paso de ser concebido como algo del ámbito de la industria y la técnica a ser concebido como modo de producir el proyecto en el ámbito cultural, el proyecto como herramienta para que el diseñador se relacione con las disciplinas científicas. Es en los 50 que lo gráfico y la comunicación visual se extienden y el territorio del diseño se vuelve más pragmático (con arreglo a fines).
En lo que respecta a Aicher (recordando que su discurso se aloja en los efectos de posteguerra de Alemania y tras las experiencia de enseñanza en diseño de la Bauhaus) el mismo nos dice que "en Ulm, teníamos que retornar a las cosas, a los asuntos reales, a los productos, a la calle, a lo cotidiano, a los hombres. Teníamos que dar un giro. No se trataba de ninguna expresión de arte en la vida cotidiana, al dominio práctico. Se trataba de un contra-arte de un trabajo de civilización”. El encargo estaba ligado a la reconstrucción de una racionalidad civilizatoria y esta racionalidad se fundamenta en una razón : la funcionalidad. Y la función es la base para un proyecto político cultural. Ahí “el hombre ya no se halla rodeado de la naturaleza y el mundo, sino de cuanto ha hecho y proyectado (…) En una cultura de proyectos se origina un proceso que podría llamarse de descentralización de la verdad. La razón universal se entregaría a la razón individual, a la intuición y la capacidad de juzgar de cada uno” Entonces el proyecto que aparece en la episteme moderna deviene como legado en un quehacer –relacionado a una cuestión moral- en los años 50.
Para cerrar la primera parte de la clase se pasaron videos a modo de visualizar como lógicas prescriptas por la modernidad en el producir del diseño se trastocan, como ese modelo moderno de proyecto -que produjo ciertos territorios en donde el diseño se fue alojando- entra en crisis y nuevos territorios se van configurando. En los videos aparece la producción de la imagen visual de las olimpiadas de Munich del 72 y de Sochi del 2014. Cada una -con sus características particulares- claramente responden a dos formas políticas de ver el mundo, a dos modos de pensar el proyecto.
En la segunda parte de la clase los estudiantes trabajaron en algunos puntos de una premisa práctica que se les propuso, haciéndose una puesta en común de lo elaborado por cada grupo para cerrar la jornada. La premisa planteaba:
En grupos de hasta cinco estudiantes, elegir un grupo de dos palabras entre:
- “Ciudad - Texto”
- “Ciudad - Cuerpo”
- “Ciudad - Imaginarios”
Tomando las elegidas, imaginar que se trata de un tema de una investigación que les muestra un Diseñador en comunicación visual.
- Discutir en grupo de qué se trataría la investigación tomando en cuenta lo dado hasta hoy en el curso. Formularla brevemente.
- Enunciar los alcances de las dos palabras (definirlas). Si es necesario, añadir una tercer palabra.
- Crearle un título a dicha investigación.
- Trabajo domiciliar: armar un repertorio de cinco imágenes que definirían este trabajo.
- Entregar el jueves 26 de mayo en archivo jpg con los nombres del equipo.
- Contextualizar las imágenes en un archivo de texto (nombre, lugar, fecha, etc)
Aicher, O. El mundo como proyecto, México, Editorial GG, 1994.
Bonsiepe, G. Del objeto a la interfase, Buenos Aires, Ed. infinito, 1998.
Díaz, E. La posciencia - El conocimiento científico en las postrimerías de la modernidad, Buenos Aires, Ed. Biblos, 2000.
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